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Arquitectos: HARQUITECTES
- Área: 323 m²
- Año: 2013
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Pocos encargos empiezan como éste, con unos propietarios redactando una lista de deseos y expectativas que tienen depositadas en su nueva casa, más propia de las voluntades y los valores que a los arquitectos nos toca colar, casi secretamente, a las viviendas que proyectamos y construimos, que de las ambiciones ‘habituales’ de las parejas que afrontan este desconocido reto. Listas siempre llenas de buena voluntad pero a menudo incompletas. Un inicio que nos cargaba de responsabilidad, pero un excelente inicio.
La parcela, situada en un barrio residencial de Sant Cugat, contenía suficientes atributos como para convertirse en un argumento central para la casa. Así, uno de los principales retos fue conseguir que la casa estableciera una relación estrechísima e imprescindible con el jardín, de modo que una fuera la extensión del otro y viceversa, y que esto no dependiera de los inevitables, a menudo desproporcionadas, y tan recurrentes fachadas acristaladas: querían y queríamos paredes. Una casa con paredes en un jardín para unos coleccionistas de arte.
Por todo esto, desde el principio, la propuesta intenta encontrar el equilibrio entre situar el mayor número de piezas en planta baja y mantener el jardín suficientemente liberado de edificaciones. Esto se concreta con una composición volumétrica de tres cajas esparcidas por el solar, casi alineadas y arrimadas a norte, generando la zona exterior más amplia a sur. La primera caja, al este, contiene la zona de los hijos, con tres dormitorios individuales en la primera planta y un estudio común en planta baja.
La segunda, central, alberga la pieza principal de la casa: la cocina, una sala de casi treinta metros cuadrados y cuatro metros de altura, presidida por una chimenea. La tercera caja, al oeste, contiene la zona de los padres, con la habitación a nivel de jardín y el estudio (también un espacio muy alto) en el primer piso.
Los intersticios generados entre las tres cajas se cubren, creando dos ámbitos protegidos totalmente abiertos al jardín en dirección norte sur, que se cierran mediante grandes vidrieras plegables. Unos espacios de atmosfera muy diferente a las salas interiores de la ‘cajas’; más del mundo del jardín que de la casa. El primero de los ámbitos intersticiales, entre la zona infantil y la cocina, sirve de recibidor. El segundo intersticio, entre el sector de los padres y la cocina, más grande, es el salón, pero un salón poco habitual: invernadero templado en invierno y porche fresco en verano.
Toda la casa esta rodeada por el jardín, la parte más amplia del cual se abre a sur. La zona del chaflán (oeste), geométricamente muy aguda, acoge el huerto y una balsa donde bañarse. A norte, al lado de la calle, la distancia entre la valla (vegetal) y los volúmenes de la casa varían entre los 5 y 6 metros y se amplían hasta los 9 en el aparcamiento (descubierto), que se conecta con un paso de 3 metros de ancho, paralelo a la valla este, con el jardín principal a sur. Los espacios intersticiales de la casa (salón y entrada) se convierten en porches conectores entre los jardines de delante y detrás de la casa.
Volumétricamente la casa se compone de tres cubos de obra vista, paralelos a la calle posterior y con alturas distintas que a pesar de tener bastantes ventanas, de medida variable en función de los usos interiores, son eminentemente masivos. Por contra, los espacios intersticiales entre los cubos son de corporeidad etérea, cubiertos por un forjado y cerradas por ventanales de madera plegables, de hecho, con las puertas abiertas el espacio se convierte en un porche exterior.
Respecto a la materialidad, la casa se construye con muros de carga de doble hoja, de obra vista en el exterior y pintada de blanco en su interior. Las carpinterías son todas de madera y las ventanas que lo requieran tendrán protección solar mediante las tradicionales persianas ligeras enrollables de madera exteriores. Los pavimentos serán continuos de hormigón, con suelo radiante.
La casa se climatiza mediante geotermia y suelo radiante, que en verano solo refrescará ligeramente, evitando la necesidad de deshumidificar mediante aire canalizado.